Bienvenida a mi hogar,
Tanto tiempo huyendo… que convencer al universo de lo contrario llevó su otro tiempo. Pero de pronto siento como las semillas de quedarse, de sentirse, de afrotarse van creando nuevas conexiones neuronales, y me tengo, me tengo como nunca antes me había tenido.
¿Que de qué huía? Por lo visto solo hay una cosa de la que se huye, la verdadera huída era de mí misma. No es que me mirara al espejo y que saliera disparada, bueno pensándolo mejor puede que sí. Quizás no salía corriendo al ver mi rostro en el espejo del baño (al menos no siempre, y no de manera tan literal), pero sí de los otros muchos espejos que se me iban cruzando por la vida llamados situaciones, personas, contextos, colores, emociones, conflictos… Así que como he dicho, puede que haya tenido muchas formas la huída, pero la raíz, la verdadera respuesta tenía un solo nombre: Caterina.
Llegar a casa ha costado, ha sido largo el camino, o quizás no, quizás solo ha durado un segundo, depende de con que perspectiva miremos el tiempo. Pero he llegado, y esta vez hay un fuego precioso calentando mi alma, unas flores encima de la mesa que huelen a vida, hay gratitud para desayudar, comer y cenar, y hay amor dibujando cada presente que respiro.
Gracias Sabiduría por guiarme, gracias por reconectarme con mi coraje y valentía, gracias por no dejar que me rindiera.
Me amo y me acepto completamente.
Caterina.
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