
“…¿qué pasa cuando el profesional no se sitúa o no se ha situado nunca en el otro lado, cuando nunca ha ocupado el lugar del paciente, cuando no ha expuesto ante otro sus miedos, sus cuitas, sus peregrinaciones por el mundo de lo onírico, sus deseos, sus neurosis e incluso sus delirios más ocultos? Salvo en algunas contadas excepciones, porque siempre las hay, el resultado es un mal profesional, simplemente, porque es incapaz de empatizar con sus pacientes. Estar al otro lado, aunque sea de forma simbólica, siempre ayuda a establecer una relación terapéutica y a fortalecer el frágil vínculo entre profesional y persona afectada, porque te permite conocer la importancia de poderse doblar ante el deseo de una demanda, a flexibilizar las certezas que sostienen una estructura que en el fondo, por muy reforzada que esté por conocimientos, cálculos, estadísticas, estudios, a la postre resulta tan frágil como la de cualquier paciente. Pura materia de derribo, porque la guerra siempre es por dentro.” -El escritofrénico. Un tratado sobre la curación de la psicosis de Raúl Velasco Sánchez.-
Hoy tenía un examen de psicopatología, no me he presentado, ni si quiera he mirado a que hora era. No porque no tenga capacidad, ni haya estudiado, ni tema suspender o algo parecido… la razón va mucho más allá. En cambio, me he levantado a las siete y he visto amanecer en la playa con Vitra, una perrita que junto a su dueño me están salvando sin saberlo. Y ahora estoy acabando de leer este libro, el cuál paradójicamente compré al autor en una de sus charlas en la UJI hará dos años y que este me firmó de la siguiente forma:
“Para Caterina con afecto. Espero que estas escritofrenias te gusten más que la psicopatología.”
Este año he disfrutado de psicopatología por primera vez, no porque crea todo lo que me han contando, sino porque al revés, he podido ver en los profesores esas ganas de transmitirnos que les escuchemos pero que seamos críticos. Gracias Helena, gracias Carlos, gracias Azucena.
De nuevo estoy en un punto de inflexión en mi vida, donde la historia* se repite para que yo una vez más tome decisiones que me hagan más libre. Aunque las decisiones parezcan las mismas, yo soy distinta (obviamente no a ojos de quien no quieran ver más allá de lo superficial). Poco a poco voy entendiendo de qué va todo este bucle, y la verdad que es un gran regalo de la vida. Va de que llevo toda mi vida con una dependencia emocional a los demás pegada a los hombros*, intentando ser “normal” dentro de una sociedad en la que nadie lo es pero muchos lo aparentan, intentando hacer cosas que sean “seguras” para que los demás se queden tranquilos porque no se sienten cómodos ante la inseguridad de no poder controlar y protegerme, intentando mimetizarme con el entorno para gustar y que me quieran, y por tanto dejando que los demás sean los capitanes de mi barco, haciéndoles igual de esclavos que a mí misma. Poco a poco todo esto se ha ido haciendo más y más sutil, ya que hace tiempo que pude entrever estas pequeñas verdades de mi vida, pero poco a poco no es que las vea, sino que mi conocimiento tan certero de estas no me deja mirar a otro lado y seguir como si nada sin hacerme daño a mí misma.
No soy esquizofrénica y tengo dudas de la definición de esta etiqueta, pero entiendo perfectamente cada palabra con la que Marcos describe su mundo. Porqué yo también me he considerado una loca, por no saber que hacer con mis emociones y con mi evolución humana, por estar cerca de personas y sentir sus enfermedades en mi cuerpo, por ver el aura que nos envuelve, por tocar a personas y sentir cosas de otros que ya han muerto. Pero ya te digo que poco a poco, me va dando igual lo que pienses y lo que piensen de mí, porque voy entendiendo mi camino y eso reconforta más que cualquier palabra de aprobación hacia mi persona.
No he estado nunca encerrada en ningún psiquiátrico pero sí dentro de una jaula horrible llamada Culpa por atreverme a mirar la oscuridad de mi interior y caminar a tientas y a borrones por un mundo en el que no todos se atreven a mirar dentro.
Me he sentido al igual que Marcos castigada por una sociedad que alaba lo concreto y apalea lo abstracto.
Sí, el cambio está en mí, pero está bien ser sincera con una misma y sacar estas verdades a la luz, por si alguien que decide leerme puede entrever verdades parecidas en su vida, y quizás le den fuerza para tomar decisiones más acordes a lo que realmente su alma le pide y anhela.
Volviendo al párrafo de Marcos, la verdad que siento igual como él que el que no ha vivido los estragos de la oscuridad y no se ha atrevido a romperse por la mitad no tiene la capacidad de acompañar al otro sin hacerlo sentir enfermo, ya que no ha experimentado el poder de la aceptación sin condición, de la observación sin juicios, de permitir el llanto sin freno y de soltar sin hilos. He ido cinco/seis años de mi vida a una psicóloga, y le estoy muy agradecida, pero llegó un momento que descubrí completamente que ya no me servía. La verdadera medicina soy yo misma, un día tuve un sueño en el que me decía a mí misma: Caterina la verdadera medicina es caminar y respirar, y al levantarme así lo hice, respiré y me fui a la montaña a caminar. Otras veces mi medicina es esto, lo que estoy haciendo justo ahora, escribir, otras veces es pintar, otras es bailar, otras es meditar, otras es hacer yoga, otras es escuchar, otras es el silencio conmigo o con alguien con quien mis silencios están llenos de belleza, otras es acariciar a un animal, otras es acariciarme a mí misma, otras es acariciar a otra persona, otras es simplemente sentarme delante del mar, otras es gritar y otras cantar. Hay muy buenos profesionales en el mundo, pero para mí los verdaderos profesionales de la salud de nuestro corazón, son todas las personas que se atreven a vivir, aprender y amar a pesar de todas las consecuencias que eso conlleve como puede ser nuestro gran enemigo el sufrimiento, el cual hace tiempo decidí pasarlo al bando de los súper amigos al igual que la oscuridad y el miedo.
Desde hace ocho años mi camino lo han iluminado muchas personas, todas ellas grandes maestros y maestras de mi camino del crecimiento personal, de la espiritualidad, la fe, las emociones, la inteligencia corporal y la respiración. Y esas personas van desde una limpiadora en la calle, una limpiadora de los baños de un hotel, pasando por profesores de instituto, de yoga, de meditación, de reiki, de universidad, familia, amigos, amigas… hasta una religiosa, un libro, una pintura, una película o una ola del mar. Pero la maestra más grande que he tenido y siempre tendré soy yo misma escuchando a la vida, desenvolviendo todos los dones que Dios me ha regalado y valorando todo lo que soy y todo lo que tengo prestado en esta vida terrenal.
Pido fuerza para dar ese paso que he estado preparando durante tanto tiempo, ese paso que me lleve a la independencia emocional y poder así liberarme y liberar a todo aquel que esté atado a mí por un amor ilusorio, porque el amor de verdad no ata, sino que empuja y limpia las alas para que no pesen y puedan volar y acariciar el aire. Desde esa libertad sé que puedo amar sin condiciones y seguir descubriéndome y descubriendo al mundo. Gracias por la fuerza, gracias por la valentía, gracias por todo aquello que necesite para seguir adelante llena de paz, amor y fe.
Gracias, gracias, gracias.
Con cariño y respeto,
Caterina
1* Desde mi punto de vista, esta repetición pasa a nivel micro y a nivel macro, a nivel filogenético y a nivel ontogenético a todos los seres humanos y a las sociedades sean conscientes o no, hasta que aprendemos la lección.
2*Ligada claramente a la dependencia por tanto económica. Te puedo explicar con más detalle si te resuena esta relación.