Tres años han pasado desde que el arte de mi amigo Elvio capturo mi esencia en esta foto. Gracias Elvio. Gracias Paula.
Así como mi sonrisa hacía de sol en medio de la tormenta que estallaba en mi interior, las luces de la calle iluminaban la oscuridad de la noche de Morella. Una vela, en un fondo oscuro que nunca dejó de alumbrar mientras yo construía mi camino, me hacía de guía. Un camino lleno de flores de todos los colores. Había y hay girasoles, muchos girasoles que me susurraban al oído donde se encontraba mi sol cuando las nubes cubrían de nuevo mi corazón. Un camino que abrí tejiendo mis cicatrices con arcoiris hechos de lágrimas y amor.
El camino se ha convertido en un río de fuego, un río de mi fuego. El camino es incierto para mi razón, pero un paseo en barca para mi alma. Amo mi camino. Un camino lleno de fe, pasión y amor. Un camino que construyo a cada segundo, que pinto en cada presente.
Gracias por mi camino, gracias por mi fe, gracias por mi despertar, gracias por mi transformación, gracias por todas mis decisiones, gracias por todos mis procesos, gracias por mi valentía, gracias por mi autenticidad y mi pureza. Gracias por mi nombre, gracias por ser Caterina, gracias por ser.
👍
🙂